Confidencial & Editorial
No les creen ni en su casa
Las promesas de los candidatos se las creen cuatro gatos, pero el pueblo que no es maje sabe que es puro baraje, ofrecen la luna y las estrellas y después se olvidan de ellas, porque para el político farsear es casi como respirar, y que Dios nos tenga compasión y nos libre de una equivocación, por eso amable lector, votemos por el menos peor.